viernes, 15 de diciembre de 2017

I love poland kurwa mac

Tras varios meses juntos nuestra amistad era infracturable, impenetrable, ninguna persona, ser, ente, o dios hubiera podido ponerse entre nosotros pero entonces apareció Mónica.
A woman with red hair, freckles, and crimson lipstick in front of a gray wall
Mónica Natalia Marcinkowska, cómo no, polaca, su físico hipnotizaba a cualquier hombre que osaba caminar cerca de su perímetro.
Yo como hombre y simple mortal en este mundo, sucumbí a sus encantos y volví a caer en manos de otra mujer.
Decidí, como  maduro y consecuente que era, al mes de conocerla irme a vivir con ella. Esta vez cambié de ciudad, me mude a Lelystad en el condado de Flevoland, donde los sueños se hacen realidad o al menos eso ponía en una de las entradas de aquel maldito pueblo. La convivencia era perfecta y la diferencia cultural agudizaba las ganas de ilustrarnos mutuamente, con todas las cosas que nos habían enseñado desde pequeños. Las noches de amor fueron como una tormenta de sentimientos que terminaba con un duro terremoto. Tras visitar Polonia, exactamente Torun, y conocer a su adinerada familia, decidimos visitar la estatua de Copérnico.

Fue entonces cuando recibí la noticia: cariño estoy embarazada.

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